Explosión demográfica y seguridad social

explica la importancia de la seguridad social y las causas del crecimiento demográfico.

Fecha transmisión: 23 de Mayo de 2023

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Última Actualización:

16 de Mayo de 2023 a las 14:04

 

Explosión demográfica y seguridad social

Aprendizaje esperado: explica la importancia de la seguridad social y las causas del crecimiento demográfico.

Énfasis: la seguridad social y el inicio de la explosión demográfica.

¿Qué vamos a aprender?

Aprenderás la importancia de la seguridad social y el inicio de la explosión demográfica.

¿Qué hacemos?

En esta sesión seguiremos con el tema del “Milagro Mexicano”, ese período que comprende de 1940 a 1970 en el cual México experimentó un gran crecimiento económico.

Además del crecimiento económico, este periodo se caracterizó por un fuerte control estatal, que en ciertas ocasiones ejerció su poder por medio de la fuerza, sometimiento y persecución de ciertos sectores de la población.

Este período es muy complejo, porque, si bien hubo un gran crecimiento económico, también se vieron limitadas ciertas libertades, como la libertad de expresión y manifestación.

En esta ocasión, abordaremos otros de los elementos a considerar dentro de este periodo, el inicio de la explosión demográfica, de las medidas que tomó el Estado para afrontar esta situación y de la seguridad social.

Pero antes de adentrarnos completamente en la explosión demográfica del “Milagro Mexicano”, es necesario que recordemos un poco cuáles eran las condiciones de la población durante la Revolución Mexicana.

Durante la Revolución las condiciones de vida para la población no eran las más favorables. Entre 1914 y 1915 tuvieron lugar los más grandes enfrentamientos armados, y entre 1916 y 1919 el conflicto asumió la forma de guerra de guerrillas, lo que ocasionaba inseguridad y muertes constantes.

Los efectos de la Revolución sobre la población no sólo se daban en el campo de batalla, sino que se trasladaban a otros ámbitos, como el social y el económico, incluso a quienes no participaban directamente en los enfrentamientos armados, las calamidades también les afectaban.

Por ejemplo, durante la lucha de facciones, las batallas que se libraban en el Bajío impedían la siembra en esa zona, los ferrocarriles fueron casi destruidos y por ello el comercio disminuyó; además, la costumbre de las distintas facciones de imprimir sus propios billetes y acuñar sus propias monedas llevó a un descontrol en los precios, todo esto se agravaba debido a la escasez de alimento.

Las condiciones de salubridad e higiene, tanto en el campo como en las ciudades, tampoco eran las mejores, la falta de alimento ocasionaba la muerte por desnutrición de muchas personas, pero, además, la falta de servicios de salubridad pública e higiene, permitieron la expansión de epidemias, como los brotes de viruela, el tifo, la fiebre amarilla y, por si fuera poco, la “influenza española”, que entró a México en 1918 causando cerca de 300 000 muertes.

Además del conflicto entre las facciones revolucionarias, en este período, México estaba enfrentando otro tipo de problemas, como las enfermedades y la falta de alimento, por todos esos factores, en los años de la guerra revolucionaria aumentaron los índices de mortalidad y redujeron los de natalidad, pero una vez que terminó la Revolución, la población se fue recuperando de las pérdidas humanas, se logró restablecer los servicios públicos en las ciudades y volver al ritmo cotidiano en las familias y las comunidades, así que la vida y la muerte retomaron su curso y la mortalidad continuó un descenso lento que duraría varias décadas.

El gran cambio, como vimos en la clase sobre la participación de México en la Segunda Guerra Mundial, se dio a partir del gobierno del general Manuel Ávila Camacho. El impulso a la industria intensificó los flujos migratorios del campo a la ciudad, en particular a los tres principales centros urbanos de la República: la ciudad de México, Monterrey y Guadalajara. Estas y otras ciudades, que crecieron también en cuanto a infraestructura y servicios, resultaron atractivas para millones de campesinos que buscaban mejores oportunidades para mejorar sus condiciones de vida.

La explosión demográfica se explica por diversos factores que iremos estudiando a lo largo de esta clase.

Pero primero, te pido que abras tu libro de texto en la página 138 ahí vemos una tabla que nos muestra la evolución del crecimiento poblacional en algunas ciudades de México entre 1940 y 1970.

En la tabla se observa, que en la primera fila se registra el total de población en la República Mexicana, también nos muestra los datos de las ciudades que te mencione hace un momento, la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey y además se muestran otras ciudades como Puebla, Tlaxcala y León.

Las cifras correspondientes a Guadalajara, en 1940 eran 1.5 millones y para 1970 eran 3.1 millones, eso quiere decir que, en 30 años, duplicaron su población.

Guadalajara fue una de las ciudades que experimentó el crecimiento poblacional más notable, a pesar de que las cifras se ven menores que las de la Ciudad de México, lo importante es reconocer que en los años del Milagro Mexicano su población se duplicó.

Lo mismo pasó en Monterrey, que pasaron de 1.1 millones a 2.6 millones, es decir, que creció un poco más del doble y observa que para la Ciudad de México casi se repite el mismo caso: aunque su población no alcanzó a duplicarse, sí tuvo un aumento mayor al 80%, en 30 años pasó de 10 millones a 18.8 millones.

El aumento de población en la República Mexicana, pasamos de 19.7 millones a 48.2 millones, eso quiere decir que la población creció mucho más del doble y esto es lo que se conoce como explosión demográfica.

¿Pero por qué aumentó tanto la población?

Recuerda que hasta 1940 nuestro país era principalmente rural, pero esto empezó a cambiar debido a que la Segunda Guerra Mundial detonó un proceso muy acelerado de industrialización que hizo crecer las ciudades en tamaño e importancia, amplió y fortaleció las comunicaciones y, en general, aumentó la disponibilidad de bienes y servicios para sectores cada vez más amplios de la población.

En esta época las industrias mexicanas recibieron un gran impulso debido a que se adoptó el modelo de la sustitución de importaciones, que se trataba de cambiar los productos importados por productos de origen nacional.

Esto se logró gracias a que el gobierno hizo grandes inversiones en las industrias nacionales y en la construcción de nuevas obras de infraestructura como caminos, autopistas, puertos, ferrocarriles, presas, obras de riego, centrales de energía eléctrica, pozos petroleros, refinerías, etc., localizadas principalmente en las regiones del Valle de México y en las ciudades del Norte.

También se extendió la agricultura comercial altamente mecanizada, incentivada por las necesidades de la creciente población urbana y por la demanda exterior. Las inversiones se canalizaron fundamentalmente a las zonas urbanas, de manera que la desigualdad entre las condiciones de vida del campo y de la ciudad se acentuó todavía más.

La inversión en el campo se ofreció principalmente a los grandes productores, y los pequeños propietarios o los propietarios ejidales se dedicaron sobre todo al cultivo de subsistencia y en vista de estas contrastantes condiciones en el campo, sumado a la industrialización de ciertas zonas en las que surgieron nuevas oportunidades de trabajo, se dieron fuertes olas migratorias del campo a la ciudad.

Ante la apertura de fábricas, la demanda de mano de obra estimuló una mayor migración tanto de hombres como de mujeres, generalmente jóvenes originarios de pueblos y comunidades campesinas del interior del país.

A pesar del crecimiento de las zonas urbanas y de la migración hacia las ciudades, la población que vivía en el campo no disminuyó en números absolutos. El campo se pobló y los habitantes encontraron recursos para subsistir, entre otras razones porque entre 1930 y 1960, gracias al reparto agrario, aumentó la superficie cultivable y, gracias a la industrialización, se introdujeron mejoras en las técnicas de cultivo tales como el uso de abono y de semillas seleccionadas.

Las ciudades con mayor crecimiento poblacional también son las ciudades con mayores niveles de industrialización. Estas ciudades crecieron debido a la llegada de personas del campo, pero también como parte del proceso autónomo de crecimiento urbano que, por cierto, provocó múltiples problemas, pues las ciudades no estaban preparadas para recibir tantos inmigrantes ni para atender las necesidades de todos los nacidos en ellas.

Eso quiere decir que la migración del campo a la ciudad ocasionó problemas porque no había espacios de atención ni de alojamiento para todos los llegados, en esta época, debido a la necesidad de vivienda, comenzaron a florecer los asentamientos urbanos irregulares en todas las grandes ciudades, aunque en ninguna otra como en la capital de la República. El ejemplo más importante de estos asentamientos irregulares fue Ciudad Nezahualcóyotl.

Se les llama asentamientos irregulares principalmente porque estos nuevos asentamientos fueron construidos por sus propios habitantes, sin ayuda del gobierno, en terrenos cuya propiedad era disputada, sin los documentos de propiedad necesarios, sin planeación urbana y sin la infraestructura indispensable.

El primer factor que explica la explosión demográfica es la migración del campo a la ciudad, que trajo algunas consecuencias para las grandes ciudades, como los asentamientos urbanos irregulares.

Otro factor que explica la explosión demográfica es el descenso de la mortalidad y el aumento en la esperanza de vida.

Una de las razones es que los conflictos armados ya habían terminado y la gente ya no moría en los campos de batalla, como en la época de la Revolución, pero hay otros elementos que explican por qué en esta época aumentó la esperanza de vida, como las mejoras de la salud pública y de las condiciones de vida.

En 1930, la esperanza de vida de los hombres era de 33 años, y la de las mujeres, de 35 años, para 1970 la esperanza de vida casi se había duplicado: para los hombres era de 59 años y 63 para las mujeres, es decir, que, durante estos 40 años, los hombres ganaron 26 años y las mujeres 28 años.

La causa más importante de cómo pudo lograrse ese notable aumento de la esperanza de vida de los y las mexicanas fue la mejora en la atención a la salud. En 1930 las causas de muerte más frecuentes eran las enfermedades infecciosas y parasitarias, así como las respiratorias; por ejemplo, diarrea, neumonía, influenza, paludismo, tosferina y viruela.

A partir de la presidencia de Lázaro Cárdenas, el mejoramiento del servicio de salud pública se consideró prioritario y la medicina moderna fue introducida al país, así comenzaron a usarse técnicas sencillas y de bajo costo como la aplicación de vacunas y el uso de antibióticos, para lograr que estas enfermedades fueran cada vez menos letales.

Estas medidas de salud pública, como las campañas de vacunación, en apariencia tan simples, requerían la existencia de una compleja red de factores para ser aplicadas a la población que vivía mayoritariamente en pequeñas localidades rurales. Fue así que a partir de los años 40 comenzó la construcción de hospitales, clínicas y sanatorios en distintos lugares del país, con la intención de poder atender a la población.

Existen otros dos factores que contribuyeron al rápido descenso de la mortalidad. El primero de ellos tiene relación con las mejoras en la nutrición asociadas a una mayor disponibilidad de alimentos que hizo posible la industrialización y, el segundo factor, la expansión de la educación formal.

¿Pero cómo se relaciona el aumento de la educación con la disminución de la mortalidad?

Una mayor instrucción trae consigo un cambio en la actitud hacia las enfermedades, como saber detectar síntomas, cuándo acudir al médico, cómo tomar medicamentos recetados y la educación se asocia también con el aprendizaje de prácticas de higiene y cuidado de los miembros de la familia, en especial de los niños.

Otro factor importante está relacionado con aumento de la natalidad, antes de la Revolución, las mujeres solían tener hasta siete hijos, pero entre 1910 y 1930 la conflictiva situación política del país ocasionó una reducción en el número de hijos que tenían las familias. Sin embargo, a partir de 1935 el número de hijos por mujer volvió a aumentar y se estabilizó en seis durante varios lustros, luego, entre 1955 y 1970 la natalidad aumentó todavía más, alcanzando el nivel más alto del periodo posrevolucionario, pues cada mujer tenía en promedio siete hijos.

El aumento de la natalidad no significó mucha diferencia en el número de nacimientos por mujer, entonces, no es que se haya duplicado el número de nacimientos, sino que la tasa de mortalidad infantil disminuyó, lo que ocasionó que un mayor número de esos niños nacidos lograran llegar a la edad adulta.

La explosión demográfica se explica por la migración del campo a la ciudad, por la disminución de la mortalidad y por el aumento de la natalidad, que en estos años llegó a ser de hasta 7 hijos por mujer, o más.

Existen otros factores, pero por el momento esos son suficientes para explicar la explosión demográfica de este período.

Recuerda que un compromiso del gobierno mexicano desde la promulgación de la Constitución de 1917 era mejorar las condiciones de vida de la población mexicana. Por ello, sobre todo a partir del sexenio del general Manuel Ávila Camacho, los gobiernos mexicanos tomaron en sus manos la tarea de fundar instituciones dedicadas a garantizar la seguridad social en temas de salud pública, vivienda, trabajo y educación.

A partir del año 1943 se crearon instituciones dedicadas a la seguridad social, que tendrían una cobertura nacional, se creó también la Secretaría de estado encargada de brindar los temas de salubridad y asistencia pública y se construyeron grandes centros hospitalarios en la ciudad de México, así como en todo el país. La población rural, que tenía una mortalidad más elevada que la urbana, también empezó a ser atendida.

La seguridad social es el sistema que garantiza el estado de bienestar de una sociedad. De esta forma, las instituciones de seguridad social se dedican a la protección de los derechos a la salud, a la alimentación, a la vivienda y al trabajo digno, y también se dedican al mejoramiento de las condiciones de vida de las personas trabajadoras y sus familias.

La intención de formalizar el Seguro Social tenía relación con que el Estado quería brindar protección a los trabajadores, cuando se trabajó en el Proyecto de Ley para formalizar el Instituto, algunos de los beneficios que se buscaban eran: elevar las condiciones de vida de los trabajadores y sus familias, mantener estables las relaciones obrero-patronales al eliminar intermediarios por el pago de prestaciones económicas, aprovechar los ahorros con fines de crédito, abrir nuevas fuentes de trabajo en obras públicas y uniformar las prestaciones sociales de los trabajadores.

No todos los trabajadores son atendidos por este Instituto. En México, la salud de los trabajadores se encuentra bajo el resguardo de dos organismos, uno encargado del seguro social y otro que se encarga de la seguridad y los servicios sociales, pero de los trabajadores que trabajan en el gobierno.

Este otro instituto existe desde 1960 entre los objetivos de este Instituto, se encontraba el cuidado de la salud, del salario y de la alimentación; y pretendía ser una protección integral al individuo y a su familia, por jubilación, separación del servicio, invalidez, vejez o muerte.

El sistema de seguridad social se encontró con múltiples obstáculos y su cobertura nunca fue total, pero eso no demerita el gran esfuerzo que se hizo por garantizar el derecho a la salud, además, durante esta época, había otros problemas que exigían la atención del gobierno. Uno de estos otros problemas estaba relacionado con las condiciones de la vivienda, que para ciertos sectores de la población no eran las más favorables. Para 1950, mientras las ciudades crecían a pasos agigantados y cada vez se construían edificios y obras más modernas, muchas casas mexicanas no tenían acceso al sistema de agua potable o luz eléctrica.

En el gobierno de Adolfo Ruiz Cortines se buscó ampliar el concepto de seguridad social, integrando más beneficios y extendiendo su alcance con el fin de lograr un mejor nivel de vida para los trabajadores y sus familias.

Para estas fechas, el crecimiento demográfico significaba ya un enorme problema debido a la falta de vivienda, entonces uno de los institutos que dan seguridad social construyó casas y departamentos higiénicos, baratos y accesibles para los trabajadores y sus familias. La más representativa de estas unidades habitacionales, por su magnitud, fue la que se construyó en Santa Fe, en los límites de la capital. Estas unidades pretendían ser el eje de la vida social y cívica de la colonia: muchas de ellas contaban con auditorio, gimnasio, cafetería, espacios para diversión, cursos, parques, etcétera.

Estas unidades eran consideradas como modelos para la vida en sociedad. Se caracterizaron por representar un nuevo estilo de vida para los trabajadores, en ocasiones habituados a permanecer en los barrios bajos de las grandes urbes donde carecían de servicios básicos o a tener que gastar la mayor parte de su sueldo en la renta de una vivienda más amplia y cómoda. Con todos los servicios que tenían, estas unidades les permitían a los trabajadores ejercer su derecho a una vivienda digna, pero también a la salud, a la alimentación sana y al descanso y tiempo libre.

En la sesión de hoy aprendimos que la explosión demográfica en México está relacionada con múltiples factores. El primero que explicamos fue la migración del campo a la ciudad en busca de mejores oportunidades laborales que detonó el proceso de industrialización que demandaba mayor mano de obra.

Otro factor que explica el crecimiento demográfico es la disminución de la mortalidad, gracias a los avances en la medicina y la salud pública que permitieron atender enfermedades que hasta este momento causaban muchas muertes y también gracias al mejoramiento en la educación formal, que generó un nuevo grado de conciencia sobre la importancia de la higiene.

El último de los factores es la natalidad, que en este período llegó a ser de 7 hijos en promedio por mujer, aunque podían ser más.

Aprendimos que la seguridad social protege a los trabajadores, asegurando los bienes y servicios necesarios para vivir dignamente y que, en México, esta seguridad social está respaldada por dos organismos que se encargan de cuidar y proteger nuestro derecho a la vida sana y digna.

El reto de hoy:

Te invito a preguntarle a tus abuelos, tíos o a tus padres cómo recuerdan ellos esta etapa de crecimiento demográfico, sus respuestas te sorprenderán.

¡Buen trabajo!

Gracias por tu esfuerzo.

Para saber más:

Lecturas

https://libros.conaliteg.gob.mx/20/P5HIA.htm

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